domingo, 15 de abril de 2012

Perros, gatos y lémures. Los escritores y sus animales.





Con esta portada tan atractiva, ya entran ganas de llevárselo a casa. Varios escritores españoles tratan el tema de los animales de compañía, y de las relaciones que establecen con sus mascotas, en primera persona, o a través de célebres autores.

“Aquí reposan
los restos de una criatura
que fue bella sin vanidad,
fuerte sin insolencia
valiente sin ferocidad
y tuvo todas las virtudes del hombre
y ninguno de sus defectos.”

Lord Byron, epitafio para Boatswain. Al saber que iba a morir, pidió que lo enterraran al lado de su perro (deseo que no se respetó).

 “Se habla mucho de la nobleza de los perros, y en las Tullerías he visto petimetres paseando galgos de carreras hambrientos como hidalgos castellanos, pero yo con un perro, mi palidez y esta ropa ajada pareceré un trapero”. Laforgue

“Ocho años compartidos con un perro tienen que significar algo. Supongo... ¿Es una parte de nuestra vida lo que está enterrado en el jardín? Esos ocho años en Londres, nuestros paseos, un fragmento de lo más alegre de nuestra vida privada... ¿es eso lo que ha desaparecido?” Virginia Woolf

“De joven el mundo animal me obsesionaba; veía la vida a través de los seres que estaban en estado de gracia, seres carentes de remordimientos, seres sin deberes que cumplir, sin pasado ni futuro, seres que nada poseían salvo un intenso presente y un eterno ritmo de hambre, sueño y juegos. Los lémures de cola enroscada, con su reverencia por el sol, sus saltos por el aire y sus aullidos de soledad, eran oscuros inmortales de una raza primitiva”. Cyril Connolly

Charlie, el perro de Truman Capote; Teodoro W. Adorno, el gato de Cortázar, o las excentricidades de los Bowles.

Resulta curioso y ameno, pero pensaba que iba a ser emocional, y es quizás demasiado testimonial. He conectado mucho más con los relatos de Soledad Puértolas o Ignacio Martínez de Pisón, que se centran en sus propias vivencias. 


miércoles, 11 de abril de 2012

Perros que roban comida




La primera noche que Vilma pasó en casa, tocó recoger cualquier alimento a su alcance (y llega a muchos sitios con su altura). Estaba avisada: roba. Tengo la cocina más ordenada que nunca, y es gracias a ella.

Por la calle, se lanzaba hacia cualquier bolsa (de la compra del super o de una tienda de ropa, le daba igual, tenía que investigar), olfateaba todo lo que encontraba en la acera o en el parque y, sin dudarlo, enfilaba hacia los contenedores de basura. Ahora ya sólo centra sus esfuerzos en los bocadillos o chuches de los niños.

Consejos

·                                 Vigile los hábitos alimentarios de su perro: no es extraño que un perro ladrón de alimentos sea propenso a padecer obesidad, ya que es fácil que ingiera mayor cantidad de comida de la que necesita.
·                                 Recuerde que la sensación placentera de llevarse a la boca un alimento distinto al habitual puede explicar el comportamiento de algunos cacos caninos de comida.
·                                 Ofrecer al perro que roba comida un alimento distinto de su pienso (queso, jamón y otros restos de comida de la familia) acentuará su voracidad.
·                                 El aburrimiento explica, en no pocas ocasiones, el comportamiento que caracteriza a los ladrones de comida perrunos.
·                                 Tenga en cuenta que el perro que se arriesga a atrapar el alimento que no es suyo logra, asimismo, otra recompensa de forma solapada: captar la atención de su dueño.
·                                 Los robos de comida de su mascota pueden ser una señal de que padece ansiedad por separación.
·                                 En caso de detectarse cualquiera de las conductas señaladas, no dude en consultarlo con su veterinario, quien le podrá aconsejar en cada caso.


Del artículo: Perros que roban comida: por qué lo hacen. TEXTO COMPLETO

jueves, 5 de abril de 2012

Mañana festiva


Primer festivo de Semana Santa. Vilma remolonea en el sofá. Levantarse cuesta aunque sea a las 9:40. Una vez en la calle, saluda a casi todos los perritos y olisquea. Atenta a cada ruido y sensación.

Una tarde por el Castro.







En casa, además del sofá, hay una magnífica cama.



Rincones de sol.